EXCAVACIONES ARQUEOLÓGICAS



EXCAVACIONES DE SCHLIEMANN


Descubrimiento de Troya

 En Hisarlik, Heinrich Schliemann empezó a excavar, en 1870 las ruinas de Troya. Frank Calvert había realizado excavaciones preliminares siete años antes de la llegada de Schliemann, y le sugirió que la colina de Hisarlik era el emplazamiento de la mítica ciudad. Posteriormente, Schliemann minimizaría en sus escritos el papel que realmente había tenido Frank Calvert en el descubrimiento.
Los colaboradores de Schliemann destruyeron algunos restos de las capas centrales a causa de sus prisas por alcanzar los estratos más antiguos. En algunas fases de las excavaciones fue acompañado por su esposa griega, que solía clasificar los fragmentos de cerámica y otros restos arqueológicos que eran hallados.
Existieron numerosas dificultades durante las excavaciones, algunas de ellas derivadas de que hasta entonces se habían realizado pocas excavaciones de tal envergadura y de la inexperiencia de los participantes, más las producidas por el clima del lugar, que favorecía enfermedades como la malaria.
Schliemann distinguió entre varios estratos correspondientes a distintas fases de ocupación de Troya. Inicialmente creyó que el correspondiente a Troya II era la Troya cantada en la Ilíada.
En 1873 descubrió una colección de objetos y joyas de oro que llamó Tesoro de Príamo. La hizo trasladar ilegalmente a Grecia y por ello, en 1874, fue acusado de robo de bienes nacionales por el Imperio otomano y luego condenado a pagar una multa. Para volver a tener la posibilidad de que las autoridades turcas le permitieran volver a excavar en el futuro, pagó una indemnización mayor y donó algunos hallazgos al museo de Constantinopla. Por otra parte, la comunidad científica cuestionaba sus métodos y sus resultados.
Hallazgos en Micenas

Poco después realizó grandes descubrimientos en Micenas, de cuyas ruinas hasta entonces solo se conocían la Puerta de los Leones, la muralla ciclópea adosada a ella y el llamado Tesoro o tumba de Atreo.

Schliemann llegó a un acuerdo con las autoridades griegas mediante el cual pudo excavar en Micenas con el derecho exclusivo de informar de sus descubrimientos durante un limitado período a cambio de entregar todo lo que hallase en las excavaciones y de sufragar todos los gastos.
Usó la obra de Pausanias para localizar las tumbas entre las cuales se creía que se encontraba la correspondiente al legendario Agamenón. Anteriormente los eruditos habían interpretado erróneamente las indicaciones de las tumbas de las que hablaba Pausanias, creyendo que estaban ubicadas todas fuera de la muralla de la acrópolis.
En las excavaciones halló cinco tumbas (en un recinto que ha sido llamado Círculo funerario A) con un total de 20 cadáveres, y en torno a ellos abundantes y ricos ajuares funerarios, con numerosos objetos de oro, bronce, marfil y ámbar. Además halló sesenta dientes de jabalí y un numeroso grupo de sellos con grabados de escenas religiosas, de luchas o de caza. Entre estos hallazgos estaba la llamada máscara de Agamenón, fechada, sin embargo, varios siglos antes de la cronología que tradicionalmente se atribuye al legendario rey.
Christos Stamakatis, que había sido designado por el gobierno griego para controlar el trabajo de Schliemann y vigilar que todo lo que se encontrase quedase en Grecia, continuó con la excavación en 1877, pero sólo descubrió una tumba más.
Otras excavaciones

En 1876 había iniciado unos pequeños sondeos en Tirinto, y en 1877 volvió a Ítaca, exploró la isla en busca de restos arqueológicos y realizó algunos sondeos, pero sin resultados.
En 1880 excavó en Orcómeno, donde encontró un tipo de cerámica que llamó cerámica minia. También descubrió una tumba del tipo tholos, de época micénica.
En 1882-1884, junto con Wilhelm Dörpfeld -un joven arquitecto y arqueólogo alemán ya célebre por sus campañas en Olimpia-, regresó para excavar a mayor escala, inspirado en los datos que sobre esta ciudad habían escrito Homero y Pausanias. Desenterró un palacio micénico de considerables dimensiones.
Sus últimas campañas en Troya

Schliemann volvió durante tres campañas a Troya. En ellas, su colaborador más valioso fue el citado Wilhelm Dörpfeld. Por los hallazgos de cerámica en estas campañas, Schliemann admitió su error en su creencia inicial de que el estrato de Troya II era el correspondiente a la ciudad homérica, y en cambio ésta debía identificarse con Troya VI. Uno de los hallazgos más llamativos de la última campaña fue el denominado tesoro L, que constaba de cuatro hachas ceremoniales, que trasladó también ilegalmente a Grecia.

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